El 80% de las empresas se explica por intangibles y el propósito forma parte de este porcentaje.
Partiendo del concepto del propósito entendido como la misión empresarial donde, además, se tienen en cuenta los intereses de los stakeholders, así como donde se comprende el impacto de las acciones de la compañía a nivel social o medioambiental, contar con un propósito claro y definido es un nuevo desafío social para las corporaciones. Lo que da sentido a las empresas son personas organizándose en torno a un propósito común. Si tenemos esa base sólida solo falta añadir una estructura y una personalidad jurídica. En el actual contexto, este propósito conlleva grandes ventajas. Contar con un propósito corporativo facilita atraer y retener talento, incluso en esta sociedad en la que es difícil conectar con los jóvenes. También mejora la reputación de la compañía, al contar con todos los stakeholders y utilizar el gran poder de transformación en la sociedad más allá de su cuenta de resultados. Asimismo, se convierte en un valor rentable en la actualidad, en el corto plazo, que también ayuda a invertir en el futuro.
Contar con un propósito corporativo facilita atraer y retener talento, incluso en esta sociedad en la que es difícil conectar con los jóvenes. También mejora la reputación de la compañía.