La salud financiera es la capacidad de una persona de cumplir con la totalidad de sus obligaciones financieras actuales, reaccionar ante un shock financiero y estar preparada para afrontar su futuro financiero. Una buena salud financiera requiere llevar un estilo de vida financiero responsable, que requiere conocimiento pero también comportamientos y habilidades para la correcta utilización de las herramientas disponibles.
Diversos estudios apuntan a que el nivel de conocimiento financiero de la población es, en general y a nivel global, bajo. Nos muestran también que esta falta de conocimiento, lleva a las personas a tomar decisiones que, lejos de optimizar su salud financiera, generan efectos negativos en su vida en sus negocios, en su bienestar e, incluso, en su salud física.
Además de la falta de conocimiento a menudo no hay conciencia sobre las implicaciones que tienen nuestras decisiones financieras (consumo vs ahorro, endeudamiento innecesario, inversiones de alto riesgo…) y su impacto en nuestra vida futura, que cada vez es más larga, lo que complica mantener un nivel de vida satisfactorio tras la jubilación, cuando deja de haber ingresos recurrentes.
La educación financiera, clave para el bienestar de las personas
Según BBVA Research y, otros estudios del sector, la educación financiera y la digitalización son clave para mejorar la salud financiera y promover el bienestar financiero de las personas.
Que una persona tenga una salud financiera buena o vulnerable no está ligado exclusivamente a su nivel de renta o poder adquisitivo, pero si está claro que las personas con un mayor nivel educativo tienen menos probabilidades de ser vulnerables en comparación con aquellos con niveles educativos más bajos. La educación financiera resulta, por lo tanto, crucial para combatir la vulnerabilidad financiera.
Por otro lado, la digitalización es un fenómeno que está aportando, sin duda, grandes beneficios al mundo financiero. Las nuevas tecnologías promueven un sector financiero más eficiente, nos permiten ofrecer productos y servicios innovadores y crear soluciones que facilitan la vida de las personas.
“La tecnología fomenta la inclusión financiera, incrementando por un lado el número de personas que hoy tienen acceso a productos financieros y permitiendo el acceso a lugares remotos”
La tecnología además fomenta la inclusión financiera, incrementando por un lado el número de personas que hoy tienen acceso a productos financieros y permitiendo el acceso a lugares remotos. Allí donde nunca habríamos encontrado una oficina bancaria hoy hay personas que pueden conocer el estado de sus cuentas bancarias, pagar sus facturas usando su móvil, comprar bienes de consumo, o acceder a micropréstamos.
A pesar de todos los avances, el sector financiero se enfrenta al gran reto de cómo usar la tecnología para, con el consentimiento de sus clientes, extraer más valor añadido de los datos. Estos datos permiten conocer el nivel de salud financiera de las personas y, proporcionar soluciones de educación financiera, que promueven una mayor capacitación ayudando así a que las personas tomen las mejores decisiones financieras.
Medir los niveles de salud financiera de sus clientes y crear herramientas para mejorarla son prácticas habituales en el sector financiero, ya que todos los procesos susceptibles de ser automatizados son una oportunidad para conseguir una mejor salud financiera de los clientes y reducir su vulnerabilidad.
Según un estudio del Center for Financial Services Innovation, la medición de la salud financiera está ligada al análisis del comportamiento de las personas en relación a gasto, ahorro, préstamo y planificación.
Son comportamientos adecuados.
- Gastar menos de lo que se gana
- Pagar las facturas a tiempo
- Tener fondos líquidos disponibles para una situación de shock financiero
- Poseer ahorros o activos a largo plazo
- Tener una carga de deuda sostenible
- Tener un buen historial de crédito
- Tener seguros
- Planificar con anticipación los gastos
Lo que una persona hace en relación a estos 4 pilares determina su resiliencia financiera y, a la vez, permite desarrollar soluciones dirigidas a incrementar el conocimiento financiero de las personas y a mejorar estos comportamientos.
Lidia del Pozo
Lidia del Pozo es directora de Programas de Inversión en la Comunidad de BBVA, un grupo financiero fundado en 1857, que proporciona servicios financieros en más de 30 países, con 126.000 empleados y 76 millones de clientes.
Lidia se incorporó a BBVA en 2006 y es responsable de los programas globales de emprendimiento social, educación financiera y educación. Igualmente gestiona los programas de voluntariado y filantropía corporativa.
Entre 1999 y 2006, Lidia del Pozo fue Directora Ejecutiva de la Spain – US Chamber of Commerce, en Nueva York, una organización estadounidense sin ánimo de lucro, que asesora y acompaña a las empresas españolas durante su implantación en Estados Unidos. Previamente trabajó en entidades de consultoría, entre las que cabe destacar el Instituto Europeo de Administración Pública, en Maastricht, donde colaboró en varios proyectos de ayuda al desarrollo y armonización legislativa.
Lidia del Pozo es Licenciada en Derecho por la Universidad de Deusto, donde también obtuvo un Diploma en Estudios Europeos.
También es Master en Derecho Europeo e Internacional Comparado (LLM) por la Universidad de Maastricht, en Países Bajos.