El primer diagnóstico realizado por la banca sobre la exclusión financiera en España reconoce que afecta principalmente a las zonas rurales, donde su población se enmarca en el colectivo de mayores, que además tienen una mayor dificultad para acceder a los servicios online o a cajeros automáticos. No obstante, la exclusión financiera también forma parte de otra mucho más amplia: la social. A ella se enfrentan colectivos vulnerables que no tienen acceso a servicios esenciales como el empleo, la vivienda, la educación o la asistencia sanitaria. Y, en este sentido, se dejó clara la importancia de que las entidades contribuyan con productos y servicios específicos para cerrar el gap de inclusión.
El primer diagnóstico realizado por la banca sobre la exclusión financiera en España reconoce que afecta principalmente a las zonas rurales, donde su población se enmarca en el colectivo de mayores, que además tienen una mayor dificultad para acceder a los servicios online o a cajeros automáticos. No obstante, la exclusión financiera también forma parte de otra mucho más amplia: la social. A ella se enfrentan colectivos vulnerables que no tienen acceso a servicios esenciales como el empleo, la vivienda, la educación o la asistencia sanitaria. Y, en este sentido, se dejó clara la importancia de que las entidades contribuyan con productos y servicios específicos para cerrar el gap de inclusión.
En España existen más de 13 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social: mujeres, personas con discapacidad, mayores, niños, jóvenes… La atención a los colectivos vulnerables para reducir la desigualdad es una de las responsabilidades más importante de las empresas. Algo que conocen muy bien compañías como Mutualidad o ILUNION, que han nacido y crecido con el propósito de impactar de manera positiva en la sociedad.
En España existen más de 13 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social: mujeres, personas con discapacidad, mayores, niños, jóvenes… La atención a los colectivos vulnerables para reducir la desigualdad es una de las responsabilidades más importante de las empresas. Algo que conocen muy bien compañías como Mutualidad o ILUNION, que han nacido y crecido con el propósito de impactar de manera positiva en la sociedad.
Un salario competitivo, prestaciones de salud y bienestar, incentivos económicos u opciones de trabajo flexibles son las principales demandas de los trabajadores que, muy en especial, necesitan sentirse conectados y alineados con el propósito de la empresa para la que trabajan. Por ello, los líderes tienen una responsabilidad cada vez mayor a la hora de velar por su bienestar profesional y laboral, y aumentar las propuestas de valor en un panorama donde escasea el talento y los modelos de trabajo son fluctuantes.
Un salario competitivo, prestaciones de salud y bienestar, incentivos económicos u opciones de trabajo flexibles son las principales demandas de los trabajadores que, muy en especial, necesitan sentirse conectados y alineados con el propósito de la empresa para la que trabajan. Por ello, los líderes tienen una responsabilidad cada vez mayor a la hora de velar por su bienestar profesional y laboral, y aumentar las propuestas de valor en un panorama donde escasea el talento y los modelos de trabajo son fluctuantes.
En esa nueva búsqueda de gestionar las empresas para conseguir ser más eficientes, escalables y competitivas, las compañías cada vez tienen más claro que han de empezar a gestionar el talento de una forma diferente, buscando fórmulas que encajen con las necesidades e intereses reales de las personas a la par que permitan que las organizaciones cumplan con su propósito como negocios. “El talento es el mayor activo de una empresa. Tenemos que dar a las personas que trabajan con nosotros confianza y seguridad para que quieran emprender, hacer cosas diferentes y que no tengan miedo a equivocarse”.
En esa nueva búsqueda de gestionar las empresas para conseguir ser más eficientes, escalables y competitivas, las compañías cada vez tienen más claro que han de empezar a gestionar el talento de una forma diferente, buscando fórmulas que encajen con las necesidades e intereses reales de las personas a la par que permitan que las organizaciones cumplan con su propósito como negocios. “El talento es el mayor activo de una empresa. Tenemos que dar a las personas que trabajan con nosotros confianza y seguridad para que quieran emprender, hacer cosas diferentes y que no tengan miedo a equivocarse”.
Tilley y su equipo investigaron sobre en qué consiste una buena declaración de intenciones y cómo puede cobrar vida dentro de la organización. Así que establecieron bajo el acrónimo SABRE las características que deben reflejarse en una declaración de propósitos.
Directora del Centro de Empresa Sostenible y profesora de Ética Empresarial y Sostenibilidad en King's College London
Cada vez son más las empresas y organizaciones que se suman al uso de la IA como herramienta para mejorar la eficiencia de sus procesos de negocio y, según vaticinan diferentes estudios, liderará la inversión tecnológica de las empresas en 2025. La IA y los humanos no sólo convivirán, sino que deberán trabajar codo con codo, cada uno desarrollando tareas específicas, pero ayudándose mutuamente. Es necesario ver la IA como un compañero de viaje. Una ayuda. Un asistente capaz de operar de manera segura y con ética.
Presidenta y fundadora de OdiseIA
En un mundo cada vez más interconectado, la tecnología se ha convertido en una herramienta empresarial estratégica para impulsar el cambio social positivo, transformando no solo la forma en la que las organizaciones operan, sino también la manera en que interactúan con la sociedad. La igualdad de oportunidades pasa por democratizar el acceso a la tecnología como mejor activo para que nadie se quede atrás: “Hay que tener cuidado con la amplificación que pueden tener nuevas tecnologías en brechas que ya existen como la de género o en los menores”.
En un mundo cada vez más interconectado, la tecnología se ha convertido en una herramienta empresarial estratégica para impulsar el cambio social positivo, transformando no solo la forma en la que las organizaciones operan, sino también la manera en que interactúan con la sociedad. La igualdad de oportunidades pasa por democratizar el acceso a la tecnología como mejor activo para que nadie se quede atrás: “Hay que tener cuidado con la amplificación que pueden tener nuevas tecnologías en brechas que ya existen como la de género o en los menores”.